"Retenedor de la palabra fiel tal como ha sido
enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer
a los que contradicen. Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene..." Tito 1:9-11.
Pablo fue un defensor de la sana doctrina |
El apóstol Pablo le escribe a Tito, indicándole los requisitos para establecer ancianos en la iglesia, y uno de esos requisitos es que tal persona retenga la palabra fiel tal como había sido enseñada, con el propósito que ésta persona (anciano) pueda exhortar con SANA ENSEÑANZA. Esto es muy importante, pues en el primer siglo, ya habían personas contumaces, habladores de vanidades y engañadores; es decir falsos maestros que adulteraban la palabra de Dios, mezclando partes del mensaje de Dios con mandamientos humanos, o con enseñanzas torcidas y equivocadas. Los Judíos que se había convertido al cristianismo eran unas personas que querían obligar a los gentiles convertidos al cristianismo a practicar la ley de Moisés. Tal práctica fue condenada duramente por los apóstoles. Hoy en día la iglesia debe de estar vigilante de esta clase de falsos maestros que quieren introducirse en la iglesia del Señor, inventando métodos, y doctrinas erradas a la vista de Dios. Por ejemplo, el crecimiento de la iglesia, Cristo lo establece a través de la predicación del evangelio Mateo 28: 18-20.Sin embargo hay personas que pretendiendo saber más que Cristo quieren introducir en la iglesia nuevos métodos de crecimiento para establecer nuevas obras en las ciudades, olvidando que el método ya lo estableció Cristo a través de su mandato de ir y predicar el evangelio. Si las personas se convierten o no, es una situación entre Dios y las personas; la iglesia lo único que tiene que hacer es predicar, y será Dios quién convierta a esas personas evangelizadas. El peligro de pretender saber más que Cristo, es que nos desviamos del patrón original mostrado en la biblia, y esto es muy peligroso, pues nos puede pasar que estemos luchando contra Dios, como lo hacían los falsos maestros del primer siglo que trastornaban la fe de los creyentes, enseñando por motivaciones egoístas y por ganancias deshonestas. No importa que otros que tengan alguna reputación de creyentes acepten tales doctrinas erradas, al final Dios nos pedirá cuenta a cada uno de nosotros.....
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