Era un día muy frío, y el viento levantaba el polvo de las calles de Betania. Había una casa en la ciudad que estaba de luto, Lázaro el bondadoso vecino había fallecido. Sus hermanas hacían lo posible por seguir adelante con su vida, y entre la tristeza y el dolor por la partida de su hermano trataban de ser fuertes y no desfallecer. Algunas veces las veían llorar al ver los utensilios de labranza de su hermano, o al ver sus platos, su perro y todo aquello que las conectaba con el recuerdo del difunto. Esta quietud fue rota, cuando unos amigos llegaron donde ellas y les dieron la noticia de que Jesús había llegado. Marta no pudo esperar a que Jesús llegara a la casa y sin decir tan siquiera un saludo dijo: "si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto", estas palabras también fueron dichas por María cuando llegó a Jesús, no sabemos lo que pasó por la mente de Cristo en ese momento, solo sabemos que se estremeció en espíritu y se conmovió, lo que pasó a continuación la biblia lo resume en dos palabras: "JESÚS LLORO". Se dice que este es el versículo más pequeño de toda la biblia; pero nos enseña el poder de las lágrimas, estas brotan sin que podamos evitarlo, las palabras podemos callarlas, y aún podemos mordernos la lengua para no expresar lo que sentimos o pensamos; pero podemos evitar hablar con las lágrimas? se llora de alegría, de emoción, de dolor, de tristeza etc.
La amistad que había entre Jesús, y esta familia constituida por Marta, María y Lázaro era enorme, Él pasaba muchas horas de tertulia con ellos, en esa casa se sentía protegido, querido y aceptado, las grandes jornadas de evangelización, y las grandes caminatas eran recompensadas por la hospitalidad de ellos; era un hogar en donde Jesús se sentía a gusto, y se sentía cómodo; y podemos seguir enumerando muchas cosas mas, pero las lágrimas en los ojos de Jesús, nos lo dicen todo....................... hacemos sentir de esa forma a Jesús en nuestro hogar?
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