"Y sucedió un día, al caer la tarde, que se
levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real;
y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era
muy hermosa. Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella...."2a de Samuel 11: 1-27.
Esta historia es triste, ya que en ella se descubre la maldad del corazón del ser humano; David vio a una mujer llamada Betsabé que se bañaba y según la biblia era muy hermosa. Hasta este punto todo era normal; pero la codicia comenzó a germinar en el corazón de David, provocando el deseo de conocer de ella, y quererla para sí. David fue informado que esta mujer ya tenía esposo, que no era libre, y que por lo tanto tenía que respetarla, si quería obedecer la voluntad de Dios, tal como se había dicho en el decálogo de los 10 mandamientos: -"No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu
prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa
alguna de tu prójimo...." Éxodo 20: 17-, sin embargo, en la mente de David se comenzó a elaborar una serie de pensamientos que culminaron con la toma de esta mujer ajena, prohibida según la ley de Dios, y pecó contra esta mujer al no respetarla como casada, pecó contra el marido de ella, al no respetarlo como legítimo esposo de esta mujer, y pecó contra Dios, al desobedecer la ley. Pero las cosas no quedan ahí, según la biblia David elabora un plan muy malvado para provocar la muerte de Urías el esposo de Betsabé, y quedarse con ella. El pecado cual bola de nieve, va creciendo provocando un alud en la vida de cualquier persona. Un pecado no viene solo, sino que es toda una telaraña, que va creciendo asfixiando a la persona que le deja entrar. David fue cuestionado por Dios mediante el profeta Samuel, y con mucha dureza se le hace ver su pecado, y cómo este ofende a Dios.
Algunas cosas que no han cambiado para nosotros hoy en día:
1. No debemos de desear las posesiones de nuestro prójimo. No es correcto querer poseer lo que no es nuestro, el mandamiento de Dios es claro: es pecado querer aprovecharnos de nuestra posición para adueñarnos de los bienes ajenos, llamense estos como se quieran llamar: esposa, casa, dinero, carro, petróleo, recursos minerales, etc
2. Por mucho que David se esforzó para elaborar un buen plan para matar a Urías, y quedarse con la mujer de este, Dios conoció este engaño, y al final es Dios quién nos juzga, y nos da nuestro pago. Es pecado de algunas personas, y de algunos gobiernos es el mentir para justificar su pecado. Algunos gobiernos invaden otros países para ROBARLES su petróleo, con la mentira de darles libertad de sus respectivos países: Irak, Libia, Siria, Venezuela son casos muy emblemáticos de esta practica que va contra la voluntad de Dios.
3. Todo pecado trae su consecuencia. David pecó contra Dios, y su sufrimiento fue intenso, los Salmos expresan mucho de este dolor que David llevó toda su vida, él nunca volvió a ser el mismo rey, ya que aunque había vencido a muchos enemigos, al final él se convierte en su propio enemigo, y su conciencia se vuelve su principal juez.
Si queremos ser felices, luchemos por andar siempre en santidad delante de Dios y los hombres, pues por muy secreto que hagamos los planes malvados, estos al final se descubren y tenemos que pagar el costo de ello.
En la vida nunca tendremos todo para nosotros, puede que esto no agrade, y que nos guste un estilo de vida que nos de muchas comodidades, aún a costa de ser injustos con otras personas; pero Dios todo lo está viendo, a los hermanos de la iglesia del primer siglo, que eran injustos con sus propios hermanos Dios les advierte en boca de Santiago: "Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra
vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis
acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras
tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los
clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de
los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia..." Santiago 5: 1-6.
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