"Y reconociendo la gracia que me había sido dada,
Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a
mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros
fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer...." Gálatas 2:9-10.
Desde el tiempo antiguo hay leyes de parte de Dios para ser solidario con los desposeídos (los pobres); por ejemplo, en el antiguo testamento era parte de la ley el siguiente mandamiento que tenía que ver con las cosechas del campo: "el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar. Éxodo 23:11.
En el nuevo testamento Jesús fue más claro cuando dice en el juicio a las naciones que todo lo que hubiésemos hecho con nuestro semejante necesitado Él lo tomará muy en cuenta: "Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid,
benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la
fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo
hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis...." Mateo 25: 34-40. Por eso, la iglesia de Cristo desde su inicio tuvo como fundamento el hecho de ser solidaria con los necesitados; cuando el apóstol Pablo se despidió de sus compañeros de ministerio, ellos le recomendaron algo muy importante: no olvidarse de los necesitados, lo cual dice el apóstol Pablo que hizo con mucha diligencia, de hecho la ofrenda tal como la conocemos hoy en día tuvo su inspiración en el carácter benevolente de como actuaron los hermanos del primer siglo para suplir de alimentos a sus hermanos judíos que estaban padeciendo una gran hambruna, en la ciudad de Jerusalén, y de lo cual el apóstol Pablo fue coordinador. La iglesia entendió que era más bienaventurado dar que recibir, por lo que entre ellos no había ningún necesitado, pues la abundancia de los unos suplía la necesidad de los otros.... Hoy en día tenemos este mismo reto: ser una iglesia solidaria, benevolente que ayude a sus miembros no sólo en las cosas espirituales, sino que también en las cosas necesarias para su subsistencia en este mundo. Por lo tanto, hoy en día no es compatible con la iglesia la dureza de corazón, que se manifiesta en actos de egoísmo cómo negarle la ayuda a un hermano, discriminarlo por su condición de pobre llamándolo "un cualquiera", o considerarlo ciudadano de segunda clase sólo por el hecho de ser pobre. Santiago condena esta clase de discriminación: -Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y
con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate
tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o
siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este
mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a
los que le aman? Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros? Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores..." Santiago 2: 1-9. Ser pobre no es un delito, ni pensar como pobre, si lo somos; ya que nuestra visión va mucho más allá de este mundo material. Que bueno que Cristo nos enseñó a hacer el bien, y ayudarnos mutuamente entre nosotros, ya que al final esto nos pone en concordancia con el evangelio de Cristo.
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