"Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios....."Hechos 20:25-27.
El apóstol Pablo pasó predicando por muchos lugares de Asía menor y Europa, en Mileto hizo llamar a los hermanos de Efeso (actual Turqía), y se despidió de ellos con palabras muy conmovedoras; además también había la satisfacción de un trabajo bien hecho y completo. Ojalá todos los predicadores tuvieramos ese porte y esa satisfacción de un trabajo bien hecho. El pudo despedirse con la frente muy en alto, y muy querido por la hermandad, que vio en él un siervo de Dios entregado al ministerio de la predicación. El apóstol Pablo tuvo que remar contra corriente, pues la hermandad desconfiaba de él, pues antes había sido perseguidor de la iglesia, y buscaba a los hermanos para llevarlos presos. El tuvo que convencerles que había cambiado, y lo hizo con un mensaje muy potente que nadie podía refutar: el predicó con su ejemplo, con su conducta, y con su vida, y prueba de ello son las palabras que usa: "Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo","acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno". Este esfuerzo sirvió para que el mundo conocido de aquella época tuviese acceso a la salvación de Dios...mediante la predicación de la palabra del evangelio... el mundo y la iglesia necesitan de predicadores de este talante....ese es nuestro reto....
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