"Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que
no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual
no puede ser abrogada.Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición. Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y
abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se
arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su
Dios, como lo solía hacer antes. Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios. Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has
confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a
cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de
los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de
Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los
hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el
edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición...."Daniel capítulo 6 : 1-28.
Daniel fue un siervo de Dios, quién siempre fue fiel a su Señor Jehová. Servir a Dios acarrea enemigos, crea enemistades, causa resentimientos y resquemores en los demás. Daniel fue muy exitoso, pues su clave era ser amigo de Dios, de tal manera que en todo él siempre prosperaba. Esto lo puso en una situación privilegiada con respecto al rey Dario, y a su vez lo puso en una situación de envidia, y de maldad con respecto a los demás. Ellos urdieron un plan mediante el cual iba a ser probada la fidelidad de Daniel. Ellos inventaron una ley y luego hicieron que el rey la firmara. Esta ley establecía que todos sin excepción, tenían que adorar solo a el rey Dario. De la noche a la mañana adorar a Jehová era legalmente prohibido; y lo legal era adorar al rey Dario. Sin embargo, esto no le quitó el sueño a Daniel, quién como era habitual en él, adoró a Jehová su Dios, sin que le importara en lo más mínimo que fuese legal o ilegal; pues sabía que moralmente era lo correcto.
El que una cosa sea legal o ilegal, no tiene mayor repercusión más que en los hombres que lo establecen. Y eso es sólo para esta vida. Nosotros antes de ser ciudadanos de un país, somos CRISTIANOS, y nuestra lealtad está puesta en Nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto, nosotros antes de obedecer una ley, sea establecida por quién quiera establecerla, vamos a obedecer a Cristo, Antes de seguir a los hombres vamos a seguir las enseñanzas del evangelio. En la epístola a los Romanos, Pablo establece que las autoridades son servidoras de Dios, "PARA TU BIEN"; y luego en los siguientes versículos declara que debemos amarnos unos a otros, porque el que "AMA A SU PRÓJIMO HA CUMPLIDO LA LEY". Romanos 13: 1-9. Eso nos enseña dos cosas:
1. Las autoridades han sido establecidas por Dios para hacer el bien del pueblo, en el momento que no se cumple con esto, no hay ninguna razón para obedecerles. Moralmente no podemos obedecer a las autoridades si estas no cumplen con la función con que Dios las ha puesto. Por ejemplo, ¿hemos de obedecer a unas autoridades que nos manden a reprimir a nuestra propia gente?¿a sacarlos de noche de sus casas y asesinarlos?¿hemos de obedecer a unas autoridades que declaren el matrimonio entre dos hombres o dos mujeres como legal?¿hemos de obedecer a las autoridades cuando legalizan el aborto?¿hemos de obedecer a las autoridades cuando quieren legalizar el uso y consumo de drogas?¿hemos de obedecer a unas autoridades que nos manden a bombardear a gente que no conocemos, destruyendo sus pueblos, quemando sus libros religiosos, y robando su petróleo? la respuesta es no, no podemos obedecerles, porque antes está el mandamiento de Dios de amarnos los unos a los otros. El que algo se declare legal no necesariamente es moral o correcto, lo moral o correcto lo establece Dios, en su palabra, y es en definitiva lo que nos va a juzgar en el día postrero...
2. La regla de oro nos manda a amar a los demás, y a tratarlos como a nosotros nos gusta que nos traten. ¿Nos gusta que asesinen a nuestros hijos?¿podemos llegar a casa y saludar a nuestros hijos y nuestras mascotas sabiendo que hemos bombardeado un pueblo y hemos asesinado a niños, hombres, mujeres, ancianos, que fueron creados por Dios al igual que nosotros?
Hay que ser como Daniel, quién nunca dudó, de su lealtad a Dios, y no le importó que esto fuese legal o ilegal, sino que moralmente fuese lo correcto, aprobado por Dios mismo.....Daniel no apoyó ninguna insurreccción, ni participó de ningún movimiento de protesta, ni hizo nada contra la autoridad de su época, sino que sencillamente siguió con su buena relación con Dios sin importarle las consecuencias de ello...
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