"Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme.Y dejándolo todo, se levantó y le siguió.Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos.Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?.Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento...." Lucas 5:27-32.
Cuando uno entra a la sala de emergencias de un hospital, uno encuentra a muchas personas que no se conocen, que son distintas entre sí, y que provienen de diferentes lugares; sin embargo tienen algo en común: sus dolencias; ya sean heridos, fracturados, golpeados, quemados, intoxicados etc. todos buscan un hospital por la necesidad de ser curados. Es entonces, incongruente que un paciente, critique a otro por buscar salud, y la curación de sus enfermedades, sobre todo si se está en igual o peor situación.
Lo mismo ocurre en la iglesia, Jesús establecía, que la iglesia es el hospital adonde todos acudimos en busca de la sanidad de nuestra alma. Y por eso, todos nosotros somos iguales a la hora de recibir cuidados de parte de Dios. En la iglesia no podemos criticarnos, pues no somos jueces, sino enfermos, que venimos en busca del perdón de Dios. Nadie viene por bueno a la iglesia, sino que venimos porque todos hemos pecado contra nuestro Señor...así que nadie es más que nadie...ya Santiago lo declaraba diciendo que: si alguno guardare la ley; pero ofendiere en un sólo punto, se hace culpable de toda la ley...
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