"Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos EN NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén...." Mateo 28: 16-20.
Cuando Jesús habla con sus discípulos, dándoles la gran comisión de evangelizar al mundo, Él claramente establece que la salvación del ser humano no es una obra aislada, sino el plan de Dios, del Hijo y del Espíritu Santo; por tanto, Jesús les ordena que a los que conozcan el evangelio y lo obedezcan, a ellos se les debe de bautizar en esa autoridad, es decir por el mandato de Dios, del Hijo y del Espíritu Santo. Cuando una persona realiza los pasos necesarios para su conversión, como son oír el evangelio, arrepentirse de sus pecados, confesar a Cristo como su Señor y Salvador, y bautizarse para el perdón de los pecados, esta persona debe de ser bautizada, siguiendo el mandato de Jesucristo. Cuando el apóstol Pedro predicó en el día del pentecostés, invitando a las personas a arrepentirse y bautizarse para el perdón de sus pecados, no contradecía a Jesús, y todos los demás discípulos lo entendieron así. No hubo problemas entre ellos, porque ellos habían estado presentes cuando Cristo dio la orden de la gran comisión. Las cerca de 3000 personas que se bautizaron ese día, fueron bautizadas por la autoridad de Jesucristo; pero también por la autoridad de Dios y por la autoridad del Espíritu Santo. Porque el Nombre de Jesús, no es una PALABRA ritualista para ejecutar el bautismo, sino la autoridad de quién lo ha mandado. La iglesia de Cristo cuando bautiza a una persona OBEDECE A CRISTO, cuando menciona públicamente que tal persona será bautizada en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, porque ese es el mandato de Nuestro Señor Jesucristo. Quienes quieren divorciar la autoridad de Jesús, con la autoridad de Dios y del Espíritu Santo, contradicen la biblia, pues en primer lugar no respetan la palabra dicha por Jesús en la gran comisión, y luego porque el Nombre de Jesús no es una palabra, o un adjetivo, sino la autoridad de quién manda a hacer algo.
Luego de haberse convertido una persona, ya como cristiano goza de los beneficios de amistad con Cristo, pues a través del arrepentimiento y el bautizo establece una nueva relación con Jesús, ya no como un desconocido, sino como su Señor y Salvador; también goza de amistad con Dios, pues la sangre de Cristo le ha limpiado de sus maldades, y ese sacrificio le reconcilia con el Padre, y por eso tiene acceso a Dios que es Santo y goza también la amistad con el Espíritu Santo pues vive en su corazón impulsándolo a vivir en santidad, consolándolo en todo momento. Por eso la iglesia de Cristo es bendecida en toda obra, pues estamos en sintonía con los planes de Dios. Amén.
Cuando Jesús habla con sus discípulos, dándoles la gran comisión de evangelizar al mundo, Él claramente establece que la salvación del ser humano no es una obra aislada, sino el plan de Dios, del Hijo y del Espíritu Santo; por tanto, Jesús les ordena que a los que conozcan el evangelio y lo obedezcan, a ellos se les debe de bautizar en esa autoridad, es decir por el mandato de Dios, del Hijo y del Espíritu Santo. Cuando una persona realiza los pasos necesarios para su conversión, como son oír el evangelio, arrepentirse de sus pecados, confesar a Cristo como su Señor y Salvador, y bautizarse para el perdón de los pecados, esta persona debe de ser bautizada, siguiendo el mandato de Jesucristo. Cuando el apóstol Pedro predicó en el día del pentecostés, invitando a las personas a arrepentirse y bautizarse para el perdón de sus pecados, no contradecía a Jesús, y todos los demás discípulos lo entendieron así. No hubo problemas entre ellos, porque ellos habían estado presentes cuando Cristo dio la orden de la gran comisión. Las cerca de 3000 personas que se bautizaron ese día, fueron bautizadas por la autoridad de Jesucristo; pero también por la autoridad de Dios y por la autoridad del Espíritu Santo. Porque el Nombre de Jesús, no es una PALABRA ritualista para ejecutar el bautismo, sino la autoridad de quién lo ha mandado. La iglesia de Cristo cuando bautiza a una persona OBEDECE A CRISTO, cuando menciona públicamente que tal persona será bautizada en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, porque ese es el mandato de Nuestro Señor Jesucristo. Quienes quieren divorciar la autoridad de Jesús, con la autoridad de Dios y del Espíritu Santo, contradicen la biblia, pues en primer lugar no respetan la palabra dicha por Jesús en la gran comisión, y luego porque el Nombre de Jesús no es una palabra, o un adjetivo, sino la autoridad de quién manda a hacer algo.
Luego de haberse convertido una persona, ya como cristiano goza de los beneficios de amistad con Cristo, pues a través del arrepentimiento y el bautizo establece una nueva relación con Jesús, ya no como un desconocido, sino como su Señor y Salvador; también goza de amistad con Dios, pues la sangre de Cristo le ha limpiado de sus maldades, y ese sacrificio le reconcilia con el Padre, y por eso tiene acceso a Dios que es Santo y goza también la amistad con el Espíritu Santo pues vive en su corazón impulsándolo a vivir en santidad, consolándolo en todo momento. Por eso la iglesia de Cristo es bendecida en toda obra, pues estamos en sintonía con los planes de Dios. Amén.
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