"Pues, no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, hablamos en Cristo...." 2a. de Corintios 2:17.
La Biblia enseña que en la época del ministerio de Cristo, grandes multitudes le escuchaban por todas las regiones de Palestina; sin embargo sólo un grupo pequeño le seguían: sólo un grupo pequeño estaba dispuesto a creer y vivir esa enseñanza del evangelio. Enseñanza por cierto distinta a la escuchada por siglos en este mundo, esta nueva enseñanza hablaba de amar al prójimo, de hacer bien a los que nos maltratan, odian y hacen mal; esto contradecía a la enseñanza tradicional que mostraba a la venganza como la corona de las virtudes y exhaltaba la violencia como medio para resolver los conflictos. Esto provocaba que esta nueva enseñanza no fuese del agrado de la mayoría de las personas, quienes veían como raros a quienes practicaban la solidaridad, la humildad, la fraternidad y el amor. La iglesia de Cristo fue atacada por practicar esta nueva filosofía de vida. Los Judaizantes acostumbrados a las guerras, a las armas, a la venganza, al nacionalismo, a la intolerancia; quisieron que esta amenaza llamada la iglesia , fuese raída de sobre la faz de la tierra, porque en la iglesia del Señor lo importante es respetar la voluntad de Dios, su palabra y vivir en santidad en evangelio de Jesucristo.-
Hoy en día, la iglesia sigue dando que hablar, porque esta no cambia con el paso del tiempo, mantiene su primitiva forma de ser, apegada a las enseñanzas de las escrituras. Ciertamente esto no nos hace populares, ni nos hace elevar nuestros números de miembros; pero a cambio mantenemos nuestro compromiso con la verdad, que en definitiva es lo que nos hace aceptos delante de Dios.-
Hace mucho tiempo una iglesia cometió el error de mezclar el evangelio con los pensamientos humanos, con las creencias erróneas de las personas, todo con el propósito de convertir a los paganos al evangelio, y el resultado fue muy desastroso, se creó un Frankenstein religioso que perdura hasta nuestros días, una mezcla de paganismo con religión, que es una combinación condenada en las sagradas escrituras. Gálatas 1:8
Así, que la iglesia del Señor, hoy en día, se dedica a predicar el evangelio y a vivirlo que es lo que Dios demanda para su pueblo. Amén.
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