"Y se levantó Jonás, y fue a Nínive, conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de 3 días de camino. Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: de aquí a 40 días Nínive será destruida. Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de negro desde el mayor hasta el menor de ellos...." Jonás 3: 3-5.
La historia de Jonás y el gran pez, la conocemos desde que estábamos en la clase de niños, es una historia muy llena de enseñanzas acerca de la obediencia a Dios. Jonás fue encomendado por Dios para evangelizar a la ciudad de Nínive; sin embargo, él creyó que esta gente no se convertiría de su mal proceder, y que al final ellos cosecharían lo que se merecían: la muerte por desobedientes. Sin embargo, la historia nos cuenta cómo toda aquella ciudad estaba lista para recibir la palabra de Dios, desde el más grande hasta el más pequeño, es decir, todos los habitantes respondieron positivamente al llamado de Dios al arrepentimiento. Esto molestó a Jonás, y al final Dios le da una gran lección de amor a la humanidad. ¿Acaso a veces no somos nosotros así como Jonás? que debido a nuestros prejuicios pensamos que la gente no se va a convertir aunque pasemos años evangelizandolos; a veces ni siquiera les decimos que somos cristianos, porque pensamos que no les interesan las cosas de Dios.....grave error, pues la biblia dice categóricamente que todos pecamos y por tanto todos merecemos morir....y que Dios dio a su Hijo amado para salvarnos a todos....esa frase de todos implica que nuestro deber como creyentes en Cristo Jesús es anunciar las buenas nuevas de salvación, todas las personas que podamos, pues todas están invitadas a participar de las cosas de Dios, de su salvación y de su perdón.....ahora, Dios a nosotros nos manda a predicar; pero dependerá de las personas y de Dios, si llegan a un acuerdo para adquirir la salvación....eso ya es competencia de Dios, como decía el apóstol Pablo: yo sembré, Apolos regó; pero al final el crecimiento (conversión), lo da Dios......
La historia de Jonás y el gran pez, la conocemos desde que estábamos en la clase de niños, es una historia muy llena de enseñanzas acerca de la obediencia a Dios. Jonás fue encomendado por Dios para evangelizar a la ciudad de Nínive; sin embargo, él creyó que esta gente no se convertiría de su mal proceder, y que al final ellos cosecharían lo que se merecían: la muerte por desobedientes. Sin embargo, la historia nos cuenta cómo toda aquella ciudad estaba lista para recibir la palabra de Dios, desde el más grande hasta el más pequeño, es decir, todos los habitantes respondieron positivamente al llamado de Dios al arrepentimiento. Esto molestó a Jonás, y al final Dios le da una gran lección de amor a la humanidad. ¿Acaso a veces no somos nosotros así como Jonás? que debido a nuestros prejuicios pensamos que la gente no se va a convertir aunque pasemos años evangelizandolos; a veces ni siquiera les decimos que somos cristianos, porque pensamos que no les interesan las cosas de Dios.....grave error, pues la biblia dice categóricamente que todos pecamos y por tanto todos merecemos morir....y que Dios dio a su Hijo amado para salvarnos a todos....esa frase de todos implica que nuestro deber como creyentes en Cristo Jesús es anunciar las buenas nuevas de salvación, todas las personas que podamos, pues todas están invitadas a participar de las cosas de Dios, de su salvación y de su perdón.....ahora, Dios a nosotros nos manda a predicar; pero dependerá de las personas y de Dios, si llegan a un acuerdo para adquirir la salvación....eso ya es competencia de Dios, como decía el apóstol Pablo: yo sembré, Apolos regó; pero al final el crecimiento (conversión), lo da Dios......
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