"Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee....." Lucas 12: 13-21.
Hoy en día vivimos en una sociedad de consumo; en donde se nos hipnotiza haciéndonos creer que valemos lo que nuestros bienes representan, y esto provoca ansiedad, depresión, inconformidad e infelicidad. A los estudiantes se les cataloga como populares si aparecen con lo último en sistemas de música, celulares, vídeo juegos, etc. Lo mismo pasa en nuestro vecindario; el vehículo deja de ser un instrumento de trabajo y se convierte en un sinónimo de riqueza y prosperidad; y que decir, de la casa que elegimos , y el vecindario donde vivimos. Para el mundo esto es éxito: poseer muchos bienes en este mundo, pero para Dios es necedad, porque por más que el hombre se afane y obtenga muchas riquezas, no hay nada que pueda comprar la felicidad y la vida eterna. Vivir para hacer riquezas es materialismo y va en contra de la voluntad de Dios, por muchas razones, entre las cuales están:
1. Nunca se cansa el avaro de tener más. Salomón el gran rey sabio decía: el que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad. Eclesiastés 5: 10-11. Ser avaro es una buena receta para ser infeliz.
2. El amor al dinero nos aleja de Dios. Cualquier amor excesivo que no sea a Dios, es idolatría. Y la biblia establece que ningún idolatra heredará el reino de Dios. 1a. de corintios 6:9-10. El amor al dinero nos aleja de Dios y su salvación.
3. Hacer dinero acá en la tierra y no acumular tesoros en los cielos es anclarnos en este mundo. Jesús mismo aconsejaba: "No os hagáis tesoros en la tierra, en donde la polilla y el orín corrompen, y en donde los ladrones minan y hurtan, sino haceos tesoros en los cielos......." Mateo 6:19-21.
No hay comentarios:
Publicar un comentario