"Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne...." Génesis 2:24.
Desde el principio el plan de Dios para el matrimonio ha sido el de un hombre y una mujer, que gozando de su madurez e independencia, deciden constituir un nuevo núcleo familiar. El matrimonio es un acto voluntario, por lo tanto tanto el hombre como la mujer "deciden" consumarlo; la única presión para ellos dos es el amor que se profesan, y que los impulsa a tomar tal decisión. No caben familiares, ni terceras personas, es una decisión de dos que van a unir sus vidas, no para un rato, o unos años, sino para toda la vida, viéndose como una sola entidad, sin egoísmos, ni divisiones, ni marginaciones. En el hogar los roles están bien definidos, la carga de proveedor recae en el hombre, y el de ser ayuda idónea recae en la mujer; sin embargo esto no resta ningún espacio para que la mujer pueda ayudar en la búsqueda del bien común incluido el económico, y tampoco le quita protagonismo al hombre en cuanto a la crianza de los hijos, y el desarrollo del hogar. Hay un principio bien fundamental en cuanto a la relación entre un hombre y una mujer en el matrimonio, y este principio es que el hombre debe de tratar su mujer de la misma manera en que Cristo trata a su iglesia, con amor, con respeto, con estima, con entrega etc los matrimonio que triunfan son los que ponen en práctica estos principio bien elementales....
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