"Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;,y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos....." Hechos 2: 41-47.
Son miles los sermones que se han dado acerca de la vida de los primeros cristianos, la primera comunidad convertida al evangelio de Jesucristo, en Jerusalen en el día del Pentecostés. Sin embargo, hasta este día no se aprende la lección que ellos nos dan, desde su ejemplo de comunidad unida y solidaria. Entre ellos no habían necesitados, ni habían hermanos egoístas, sino que al contrario en sus reuniones se respiraba fraternidad, amor y compañerismo. Hoy en día queremos ser cristianos nada más, sin ataduras religiosas, como el mundo evangélico o católico; y doctrinalmente luchamos porque la biblia se respete como única fuente de autoridad; pero no podemos pretender ser la iglesia de Cristo, como lo fueron los hermanos retratados en Hechos 2, sino no vivimos como ellos. Cuando se habla de solidaridad hoy en día, cuando se habla de compartir los bienes, cuando se habla de que entre nosotros no haya ningún necesitado; entonces algunos hermanos se escandalizan y llegan a pensar que queremos ser comunistas... El comunismo como doctrina filosófica y económica no ha existido nunca, ni existirá; pues es un grado de vivencia utópico, todos los países a los que se les ha llamado comunistas, no lo han sido en realidad, pues siempre adolecen de un factor que está presente en toda sociedad: el egoísmo. El egoísmo es natural, es propio del hombre caído, y por lo tanto sólo cuando el hombre se convierte al evangelio es que le es quitada esa carga de su corazón. El sistema económico del capitalismo nos vuelve indiferentes a las necesidades de los demás, y desde pequeños se nos enseña a ser egoístas con nuestro prójimo; es por eso es que las personas exitosas y triunfadoras en este sistema son aquellas que han acumulado mucha riqueza y prosperidad... Se admiran y se tratan de imitar; pero esa forma de vida es todo lo contrario a la enseñanza de Jesucristo, quién según un testigo, dijo: -En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que RECIBIR- Hechos 20:35.
Que lección nos dan los hermanos del primer siglo? En primer lugar la iglesia debe ser una comunidad solidaria; es pecado que entre nosotros hayan necesitados, si también hay hermanos acomodados económicamente hablando; la única forma en que pueden haber necesitados entre nosotros, es que todos lo seamos. Segundo, debemos cambiar nuestra prioridad y nuestros héroes. La vida del hombre no consiste de los bienes que posee; y no debemos admirar a aquellas personas que consiguen un gran estatus económico, si su corazón no es dirigido por Dios. Tercero, no tengamos miedo de vivir en comunidad, a los hermanos del primer siglo les funcionó, y fueron felices....pero esto es gran reto, pues para ello tenemos que desaprender lo que el mundo y la sociedad nos han enseñado....como dijo Jesús: " Oistéis que fue dicho....más yo os digo...."
Mientras no imitemos esta forma de vida de los primeros creyentes, nuestro celo sólo será doctrinal; pero no seremos una verdadera iglesia de Cristo, apegada a su ejemplo y entrega....