"Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles.Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que
mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu
poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los
hombres, sino a Dios. Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron...." Hechos 5: 1-5.
Esta es una historia triste, y que para mal del mundo religioso esta historia se repite con frecuencia, es la historia de querer aparentar estar bien delante de Dios y los hombres, y a la vez estar queriendo disfrutar los deleites temporales del pecado. Seguir a Jesùs trae consigo ciertos costos que debemos de estar dispuestos a pagar, hay que tomar partido, y hacernos del lado de la justicia. Jesùs establecía que no hay punto neutro en esta lucha espiritual, o se esta con Él, o se está en contra de Él. Mateo 12:30. Ananìas y Safira gozaban de las bendiciones de haber sido perdonados de sus pecados, de ser adoptados como hijos de Dios, de haber sido llenos del Espìritu Santo, etc. pero a la vez no habían dejado su amor por las riquezas, no querían dejar el estilo de vida que proporciona el dinero, y no querían dejar el materialismo. Y cuando estos tres factores se combinan hace que las personas se vuelvan hipócritas delante de Dios. Al pecado hay que llamarle por su nombre, y hay que condenarlo, no importa que esto me afecte en esta vida terrenal. Jesús fue pobre, desde el punto de vista económico, no tuvo riquezas, ni dinero en algún banco, no tuvo terrenos, ni propiedades, vivía de la caridad de varias mujeres (Aconteció después, que Jesús iba por todas las
ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de
Dios, y los doce con él, y algunas
mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades:
María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.) Lucas 8:1-3. Ananìas y safira buscaban la aprobaciòn humana, pues hicieron como que tanbièn ellos eran piadosos y solidarios con los hermanos pobres; pero su corazón estaba muy distante de tales cualidades, hoy en día algunos hermanos se atreven a decir que la ofrenda no es un mandamiento, y ponen el argumento que fue dada sólo en una situación puntual y circunstancial; pero nuestro amor cristiano, nuestro compromiso con los pobres, nuestra solidaridad y hermandad, nos obligan a recoger fondos como los hermanos del primer siglo para que al abundancia de unos, supla la necesidad de los otros, de tal manera que no halla ningún necesitado en la iglesia....
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