miércoles, 14 de julio de 2010

PREDICANDO LA VERDAD DEL EVANGELIO


"Pues, no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, hablamos en Cristo...." 2a. de Corintios 2:17.

La Biblia enseña que en la época del ministerio de Cristo, grandes multitudes le escuchaban por todas las regiones de Palestina; sin embargo sólo un grupo pequeño le seguían: sólo un grupo pequeño estaba dispuesto a creer y vivir esa enseñanza del evangelio. Enseñanza por cierto distinta a la escuchada por siglos en este mundo, esta nueva enseñanza hablaba de amar al prójimo, de hacer bien a los que nos maltratan, odian y hacen mal; esto contradecía a la enseñanza tradicional que mostraba a la venganza como la corona de las virtudes y exhaltaba la violencia como medio para resolver los conflictos. Esto provocaba que esta nueva enseñanza no fuese del agrado de la mayoría de las personas, quienes veían como raros a quienes practicaban la solidaridad, la humildad, la fraternidad y el amor. La iglesia de Cristo fue atacada por practicar esta nueva filosofía de vida. Los Judaizantes acostumbrados a las guerras, a las armas, a la venganza, al nacionalismo, a la intolerancia; quisieron que esta amenaza llamada la iglesia , fuese raída de sobre la faz de la tierra, porque en la iglesia del Señor lo importante es respetar la voluntad de Dios, su palabra y vivir en santidad en evangelio de Jesucristo.-

Hoy en día, la iglesia sigue dando que hablar, porque esta no cambia con el paso del tiempo, mantiene su primitiva forma de ser, apegada a las enseñanzas de las escrituras. Ciertamente esto no nos hace populares, ni nos hace elevar nuestros números de miembros; pero a cambio mantenemos nuestro compromiso con la verdad, que en definitiva es lo que nos hace aceptos delante de Dios.-

Hace mucho tiempo una iglesia cometió el error de mezclar el evangelio con los pensamientos humanos, con las creencias erróneas de las personas, todo con el propósito de convertir a los paganos al evangelio, y el resultado fue muy desastroso, se creó un Frankenstein religioso que perdura hasta nuestros días, una mezcla de paganismo con religión, que es una combinación condenada en las sagradas escrituras. Gálatas 1:8

Así, que la iglesia del Señor, hoy en día, se dedica a predicar el evangelio y a vivirlo que es lo que Dios demanda para su pueblo. Amén.

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